Lo que ponemos en nuestro cuerpo sin duda es importante: después de todo, nuestros cuerpos son templos del Espíritu de Dios. Sin embargo, sabemos que ser obediente y agradable a Dios requiere algo más que mirar lo que comemos y bebemos, vemos y oímos. También debemos seguir siendo diligentes en nuestras mentes y corazones, en los pensamientos y sentimientos que surgen en nosotros y cómo respondemos a ellos, especialmente con nuestras acciones. Con tanta información que reclama nuestra atención, con tantas ventanas emergentes, anuncios y lanzamientos de ventas seductoras a nosotros, constantemente estamos tomando más de lo que pensamos. Más imágenes,
más ideas, más sensaciones y sí, amenudo más tentaciones de lo que pensamos. A medida que nuestro mundo se vuelve aun más digitalizado y saturado de medios, usted debe asumir la responabilidad de lo que ve, oye, piensa y siente. No deje que su configuración predeterminada carezca de filtros. Busque agradar a Dios con todo lo que permite en su mente, corazón y alma. - Dr. Aaron Tabor
Porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo.
Romanos 14:17
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